martes, 3 de abril de 2012

propuesta descriptiva

LA NOCHE DE LOS FEOS (FINAL)

Comprendí, entonces, que cierto impulso llevo a lo inimaginable, un suspiro y una caricia parecían tocar lo mas puro de nosotros, nuestras manos no mentían, pero despreciaban el sentimiento, la luz cubrió su rostro, que brillaba a causa de sus mismas lagrimas, tan suaves como el algodón pero tan hirientes como una piedra, que descendían por su pómulo hundido, mientras que a mi me gano las nostalgia, de esa que se guarda en la garganta, que no pasa de su punto, para maltratar simplemente el corazón.
Tan solo quise que mi tacto fuera ciego, para profundamente palpar la belleza interior, la que vale de verdad, pero mis ojos me levaban a una fatal cruzada en la que el gusto estaría por encima de la razón, no podía exigir, pues mi feo rostro no reflejaba gusto, no pude más y simplemente me senté a su lado, no hablábamos, sin valentía ya, sin coraje para afrontar lo vivido, mi boca se cerro como una caja fuerte, de la cual no sabia su combinación, pero su expresiva mirada como la de un maestro al momento de enseñar, me lo dijo todo, expresándome así sus mas profundos sentimientos, no era un espejo, eran la puerta a su interior, mostraban la pureza de su alma a contraste con su feo rostro, mostraban sus sentimientos en forma de versos, en forma de canto desafinado pero puro. Solo entonces comprendí la belleza, hablar de feos es simplemente gusto, hablar de rostros es hablar de apariencias de personas bizarras como también arraigadas a una falsa hipocresía.
Sentados comprendimos que la cura era la suave pero tenebrosa cobija de la oscuridad, pero la imaginación no es ciega y crea e inventa como un científico trabajando, esconder la realidad era imposible, cambiar nuestros rostros también, pero creer en la belleza, contemplar mas allá de lo físico, ver mas allá de lo real es lo que nos da esperanza, ella me dio fuerza, yo tome coraje y tome sus manos, sintiendo así una fuerza extraña que me lleno de valentía e inspiración, sin cerrar las cortinas la mire a los ojos y mientras nos perdíamos en la extrañes de nuestros feos rostros, nos acercamos, rosamos nuestros labios, no como el que apura sino como el que desea, acariciamos nuestros labios con el alma, con el corazón y todo esto en un simple beso, mientras el director decía:-"Corten, guarden e impriman".

Final propuesto para el texto "La noche de los feos" de Mario Benedetti.

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